Considerando el movimiento y la postura, como he venido insistiendo, antes que la conducta observable, hay pequeños detalles que destacan incluso al neófito, bien por reconocerlas en sí mismo o en alguien cercano a él. A fin de cuentas de lo que se trata es de ver cómo somos frente al espejo, no psicoanalizando hechos.
Es obvio que uno se rasca donde le pica, aunque otras cosas no sean tan obvias. Pero lo que importa aquí es que el suceso tenga fundamento. Si te pica la nariz no te rascas en la barriga. Y más importante es que este tipo de cosas no se hacen por un conocimiento adquirido, sino por instinto. Veamos algunos ejemplos.
Las personas con una acumulación de tensión en un lado del cuerpo, tienden a dormir sobre el lado contrario. O después de una comida copiosa uno duerme con las piernas abiertas. Las personas con una excesiva actividad cerebral ponen las piernas en alto cuando se sientan para descansar.
Otra costumbre es la de estirar las piernas, sentados en una silla, empujando el respaldo con la espalda, lo cual suelen hacer las personas que tienen una inclinación del cuerpo hacia delante, lo que veremos después con más detenimiento. Otras personas caminan meneando las nalgas, debido a un movimiento de torsión de la cintura; por esa misma razón, cuando duermen, tuercen el tronco al revés que en la actividad diurna o cruzan las piernas.
Estas cosas se deben a la actividad del sistema motor extrapiramidal, la finalidad es aliviar la tensión, según la zona en que se acumula. Se regulan, por así decirlo. Las personas sobreexcitadas, por la causa que sea, se lamen el labio con insistencia.
Asimismo, cabe mencionar que las personas de movimientos rápidos o lentos, tienen una respiración más rápida o más lenta. En cualquier caso, hay que considerar que el movimiento inconsciente nunca está ausente, ni siquiera dentro del movimiento consciente. Pero también hay que tener en cuenta al hábito que surge del cuerpo.
De hecho, cuando hay cambios corporales hay también cambios en la manera de hacer las cosas. Por ejemplo, si uno está tenso o relajado no tiene el mismo efecto al conducir, o tal vez al pintar un cuadro o simplemente al tratar con un problema.
Si una persona vomita por comer algo en mal estado, entonces debe considerarse igualmente tal suceso como un movimiento (involuntario) que tiene una finalidad: la de eliminar algo, lo cual no puede hacerse estáticamente. El asunto estriba en que algo así también forma parte de los hábitos del cuerpo, en este caso saludables.
Las personas con torsión, siguiendo con los hábitos del cuerpo, suelen mover un brazo más que el otro o una nalga más que la otra; si menciono esto es por hacer otra alusión a la parte inconsciente del ser humano. Las personas que sienten la necesidad de hacer algo, sin darse cuenta, cruzan las piernas estando sentadas. Acaban levantándose, si por ejemplo están en la sala de espera del dentista.
En general, de lo que se trata es de comprender los hábitos que subyacen en el movimiento. Incluso un catarro está sujeto a este hecho. Sirva de ejemplo que uno comienza a tener un dormir agitado poco antes de acatarrarse, lo que acontecerá si la agitación previa no ha sido suficiente para liberar las tensiones acumuladas. Y hay más: que el mero hecho de enfermar es, ciertamente, un movimiento dirigido a la salud, mediante la autorregulación (involuntaria) del cuerpo; el dolor es igualmente un movimiento de algo que está vivo. O los cambios de temperatura o cualquier acontecimiento del cuerpo.
El movimiento, tome la forma que tome, es un hábito corporal o Taiheki. Surgen unas tendencias y un tipo de reacción a las fluctuaciones de la energía, dependiendo de la sensibilidad. Noguchi hizo, a este respecto, una clasificación de los movimientos que dan lugar a pautas de comportamiento. Estos movimientos son: vertical, lateral, antero-posterior, de torsión, y de abrir o cerrar la pelvis. A su vez, estos cinco movimientos se dividen en "tipos impares" que derivan de un exceso de energía y "tipos pares" que derivan de un déficit, debido precisamente a las fluctuaciones.
No obstante, todo el mundo presenta ascensos y descensos de energía, se trata pues de propensiones.
Cada tipo de movimiento revela, además, dónde se coagula la energía (punto de fatiga) y a qué órgano o sistema afecta. Así pues, en el movimiento vertical la energía se coagula en el cerebro; en el lateral se coagula en el sistema digestivo, en el antero-posterior en el sistema respiratorio, en el de torsión en el sistema urinario, en el de abrir o cerrar la pelvis la energía se coagula en todo el cuerpo, lo que se determina por la contracción y la relajación, así como por la rapidez con que se lleva a cabo.
A veces, durante una charla, los asistentes se asombran de las coincidencias entre lo que se dice y lo que ellos han observado en la vida cotidiana. "Oh, es mi hermano, mi amigo, mi jefe...".
Hace poco, hice una descripción de un tipo concreto de movimiento. De repente una mujer me interrumpió preguntándome que si ella era de ese tipo. Le dije que era precipitado afirmarlo y continué con lo que estaba explicando. "Soy yo, soy yo", volvió a interrumpirme. Lo cierto es que llevaba algo de razón a pesar de todo. Es pues normal que también a ti te suenen las cosas que aprenderás en las páginas subsiguientes.
Imaginemos la utilidad de saber por qué nos comportamos de determinada forma o por qué los demás hacen lo que hacen, a veces, ante nuestro asombro o disgusto. De lo que se trata es de volvernos conscientes; siendo que lo que impera en la sociedad es la inconsciencia creciente, uno llega a no saber si vive o dónde queda su nariz, solo hay que recordar lo que conté al principio de aquellas personas que no lograban localizar su plexo solar.
En la frenética vida moderna, únicamente se oye un murmullo de voces, un diálogo interno que no parece cesar nunca, y un mar de prejuicios que nos hunden en la miseria emocional, una falta de sensaciones que nos obnubila.
Si acaso queremos bucear en el océano que nos permita distinguir el iceberg por completo, es preciso descartar modelos conceptuales universales. Digo esto, porque a simple vista la clasificación de tipos de movimiento puede parecer uno de esos modelos, pero en este caso existe una diferencia de enfoque.
No se trata de acoplar un modelo a un individuo, sino de ver la relación razonable que existe entre ambos. Es el individuo lo que se observa y no el modelo o tipo al que se supone que pertenece. Si se fuerzan los hechos a las teorías nos podemos encontrar con un cuasimodo de mala ciencia.
En el libro viene, al final de cada Taiheki, un resumen o epílogo de cada grupo y tipo (1, 2, etc.,), de lo cual añado aquí unos pocos detalles:
Vertical
Movimiento ascendente.
Coagulación de la energía en el cerebro.
Descarga cerebral.
El movimiento depende de la primera vértebra lumbar.
Descarga el peso sobre la punta de los pies, en la base del pulgar.
Carece de fuerza en la pelvis.
Lateral
Movimiento lateral.
Coagulación de la energía en el sistema digestivo.
Descarga digestiva, sentimental.
El movimiento depende de la segunda vértebra lumbar.
El peso queda en un lado, tanto en los dedos como en el talón.
Antero-posterior
Movimiento hacia delante y atrás.
Coagulación de la energía en el sistema respiratorio.
Descarga en los pulmones y actividad.
El movimiento depende de la quinta vértebra lumbar.
El peso se sitúa en la punta de los pies y los talones, tipos 5 y 6.
Torsión
Movimiento de torsión.
Coagulación de la energía en el sistema urinario.
Descarga por la competición.
El movimiento depende de la tercera vértebra lumbar.
El peso recae sobre los dedos de un pie y sobre el talón en el pie contrario.
Pelviano
Movimiento de abrir y cerrar la pelvis.
La coagulación de energía no es sobre un área, sino en todo el cuerpo.
El cuerpo entero se tensa o relaja a partir de la pelvis.
El movimiento depende de la cuarta vértebra lumbar.
Descarga instintiva y sexual.
Sensibilidad
No existe coagulación fija en un área determinada.
El movimiento y la postura son variables en el tipo 11 o hipersensible.
El tipo 12 es insensible a las oscilaciones.
Ambos son estados de hipersensibilidad o de insensibilidad.
Extracto del libro: "Taiheki. El dilema del comportamiento humano y el exceso de energía"
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