Genki es una palabra japonesa referida a estar saludable. En lo profundo significa que el ki o energía está bien. De idéntica forma, la palabra Byôki se refiere a enfermo, de manera que el ki está mal. Esta forma de percibir se da en el Seitai y en la ancestral Medicina Tradicional China. Es diferente del concepto de que la salud sea la ausencia de enfermedad. Sin tener en cuenta el ki.
Así pues, la enfermedad es un desequilibrio por un exceso de energía o por una carencia. En el primer caso se siente algo desagradable, pero no es decisivamente serio. La carencia si lo es, en cambio. Resulta además coincidente que en occidente la palabra enfermedad provenga del latín “infirmitas”, lo que significa: carente de firmeza.
La salud es entonces la armonía del ki que se refleja en el cuerpo, en especial, el hara o abdomen. En la desarmonía, si se da una carencia, por debajo del ombligo se encuentra un punto, Kikai o Seika tanden que no se percibe firme; no hay vitalidad. Uno se siente con falta de ánimo, débil físicamente, con temor, y con excesiva sensibilidad al frío.
“Hara No Aru Hito” es una expresión japonesa referida a quien tiene vientre; es decir, potencia, vigor, cualidades como fuerza interior, serenidad, determinación, etc.
Si hay un exceso de energía el plexo está endurecido, cuando habría de percibirse relajado. Al mismo tiempo, se acumula aquí un ki negativo o Zyaki. La energía puede acumularse, condensarse, etc., o coagularse en la mente actuando contra uno mismo. A veces, con reacciones hipersensibles, a alimentos, quizá emocionales, ambientales etc.
Un
punto por encima del ombligo debe ser neutral, ni laxo ni duro, pues los
procesos digestivos no funcionan bien si no es así.
En cualquier caso, es útil comprender las fluctuaciones de energía.
La vida son fluctuaciones y el cuerpo humano las experimenta como criatura natural que es. Se pueden distinguir tres fases:
1. Relajación. Es una fase placentera en la que uno se encuentra más o menos bien.
2. Sensibilización. En esta fase surgen molestias, incluso cambios de temperatura e inestabilidad emocional o a veces una indisposición. La piel se vuelve especialmente sensible.
3. Eliminación o evacuación. En esta fase el cuerpo elimina toxinas, y tensiones físicas y emocionales. Las funciones de excreción se intensifican y a veces hay cambios en la piel. Puede haber diarrea, mucosidad, y orina más abundante y condensada.
Después de atravesar estas etapas o fases el estado de salud mejora. Pero si los momentos que no son agradables son interpretados como enfermedad uno va contra natura, actuando contra lo que por molesto que sea sigue siendo natural. Entonces, las fases no siguen un ciclo normal.
Una ayuda para agilizar, regularizar y suavizar el proceso de las fluctuaciones es el movimiento regenerador o Katsugen Undo. Asimismo, es la forma de restablecer, por así decirlo, la actividad natural del organismo.
Es igualmente decisivo para relajar el plexo y eliminar lo negativo. Lo es también para recobrar la firmeza en el bajo vientre, si bien conviene además practicar la inspiración concentrada por la espina dorsal, Gyoki.
En esencia, la actividad autónoma se normaliza y eso incluye la armonización del ki. Es sensato aceptar que lo desagradable que en un momento concreto se sienta, debido al incremento de la sensibilidad, es parte de un proceso de reequilibrio ante fluctuaciones de energía.
El equilibrio energético es a su vez equilibrio biológico y nosotros mismos somos el ki que anima el cuerpo. El principio de la vida es energía, ki, y las fluctuaciones, todo, es energía en realidad. Energía que se concentra o dispersa. Y cuando algo va mal es que se ha producido un desequilibrio entre esa concentración y dispersión.
Es lo que he tenido la suerte de aprender y, según mi experiencia, puedo asentir en que estar saludable no es no sentir nada o eliminar síntomas físicos. Es mantener una armonía en el ki, junto a un sistema autónomo normal, es decir, que no está por debajo del nivel exigido por la naturaleza, como sucede cada vez más en la vida moderna.
Sensibilizar y revitalizar el cuerpo con el Yuki es también algo interesante. Consiste en visualizar que se espira por las palmas de las manos, las dos a la vez, sobre cualquier parte del cuerpo, a veces, donde hay molestias.
Si uno está flojo es favorable hacer el Yuki con una mano en
cada talón, a nivel del tendón de Aquiles, como se ve en la imagen. Puede
hacerse a otra persona o a uno mismo, aunque lo ideal es entre dos personas. En la columna vertebral resulta, asimismo, beneficioso.
También puede hacerse en los ojos. Quien lo recibe, a veces,
nota un movimiento ocular por su efecto regenerador. Al mismo tiempo, se
produce un efecto relajante general. Además, como existe un tipo de catarro
originado por cansancio cerebral u ocular, resulta muy útil este Yuki. Conviene,
además, no cansar la vista con televisión, ordenadores o móviles.
Por otra parte, en cuanto a flojedad de ki, existen algunos puntos provenientes de la MTC, que aparte de otras utilidades contribuyen al vigor corporal. Esta que sigue es una combinación que yo mismo he experimentado alguna vez.
1. Entre los dedos índice y pulgar, en un hueco. 2. Junto a la tibia, a cuatro dedos por debajo de la punta de la rótula. 3. En el lado interno de la tibia, a cuatro dedos de la punta del maléolo interno. No daré más detalles que corresponden al especialista. Pero cualquier persona puede masajearse esas áreas, menos mujeres embarazadas. El punto 1 y 3 pueden resultar abortivos.
Para terminar, aunque resulte paradójico, es importante dejar de lado la idea de terapia, así como de enfermedad, cuando se realizan prácticas como las indicadas. Debe mantenerse un espíritu de Mushin, no mente, no hacer.
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