sábado, 7 de septiembre de 2024

Yuki en el equilibrio corporal y mental

En determinados momentos la energía se colapsa en lo mental, uno parece desconectarse de la Tierra en que vive, imaginando, intelectualizando, un agónico paseo por las nubes del intelecto. Hay una sensación de vacío en el vientre, no se siente el Hara. La energía vital asciende, se instala en el cerebro. Se piensa y analiza cada situación de forma excesiva, a veces, descontrolada, con una tensión cervical y contracción de los tendones de Aquiles.

El cansancio, el agotamiento corporal y la fatiga cerebral se vuelven casi permanentes. Las personas en este trance tienen un vientre duro. Puede observarse que los laterales del ombligo están endurecidos, el vientre comprimido, el plexo solar está rígido, el estómago se endurece, al igual que los abdominales rectos, hay tensión en el ánimo.

Eso se relaciona con los accesos de ira, la ansiedad, el temor, las preocupaciones, etc. El diálogo interno se desborda. En lo físico, lo peor es que las arterias pierdan elasticidad. Pero el cuerpo trata de resolverlo de diferentes formas, el catarro es una de ellas, aunque no sea comprensible. O el Yuki, por ejemplo, sobre las carótidas u otros puntos corporales. 

Desde el punto de vista natural, del cuerpo, las afecciones son tentativas de regulación y recuperación de equilibrio. Pero al no considerar esto se inhibe el proceso regulador. No obstante, es posible ayudar  a mejorar el fluir de la energía o Ki, descongestionando el cerebro, sintiendo el vacío mental que no solo alivia, nos acerca al Satori o iluminación si nos atenemos a lo espiritual. 

El Yuki surge desde el Hara y es visualizar la espiración, tranquila, serena, por las palmas de las manos, ambas a la vez, coincidiendo con la exhalación por la nariz. Al inspirar, también por la nariz, no se visualiza nada. Se puede hacer sentados con las piernas cruzadas, en loto, o medio loto, en Seiza, postura tradicional japonesa, incluso en una silla, siempre que la espalda esté recta, igualmente tendidos boca arriba. 

El Yuki puede hacerse a uno mismo o a otra persona, también a un animal o vegetal, al agua, etc. Es Ki dichoso y nos recuerda que el Ki es la fuerza de cohesión de la vida. Puede llegar igualmente al corazón de otros seres sensibles, como en mi caso, con gaviotas, caballos, saltamontes, abejas, árboles, perros y gatos.

Es favorable, pues, ayudar a flexibilizar los abdominales rectos, haciendo Yuki o espiración concentrada sobre los “segundos puntos de la cabeza”, es decir, sobre las sienes. Esto, asimismo, provoca una intensa relajación y favorece el vacío mental. Puede continuarse con Yuki sobre los ojos, lo que favorece la concentración, relaja y mejora, además, la capacidad visual.



Después, puede hacerse, igualmente, Yuki sobre el punto Pai Hui, situado en la parte más alta de la cabeza, o fontanela posterior, en el centro de una línea horizontal entre las orejas. Este Yuki favorece la concentración, la relajación, y el vacío mental, disolviendo la inquietud.

A continuación, es ideal hacer Yuki en el punto medio del pecho, en la línea horizontal que une los pezones. No es tan exacto en mujeres, pero las manos lo cubren aun con ligeras variaciones. Favorece la concentración y la relajación, así como el equilibrio energético. Y es también ideal hacer Yuki sobre el plexo, ya que se elimina la tensión en el Hara o abdomen que recae, asimismo, en el plano mental.

El Yuki es un suceso sensible, una reacción instintiva, espontánea, una necesidad que el cuerpo expresa, algo diferente a la idea de terapia, un actuar sobre las formas aparentes, y estas no convienen como finalidad por ser una traba mental para el instante sensible y ese instante es la totalidad de la vida. El Yuki, por sí mismo, independientemente de a dónde se dirija, induce un vacío mental por el hecho de concentrarse en visualizar la espiración por las palmas de las manos. En concentrar el Ki en un punto.

En el siguiente video puede apreciarse la forma de colocar las manos según todo lo dicho. 


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