viernes, 16 de junio de 2017

Practicar correctamente el Katsugen Undo

Determinar qué es una cosa y qué no puede ser inmodesto ya que eso puede dar a entender que alguien está haciendo algo incorrecto a mis ojos. No se trata de eso sino de que las personas interesadas, principiantes, tengan una noción más precisa de lo que es de su interés. 

Esto es especialmente importante en un mundo cada vez más complicado, en el que todo cabe, donde lo real y su contrario se funden entre sí. Cualquier persona puede lanzarse a difundir su conocimiento ya sea correcto o no. A veces lo es, pero otras veces no tanto o nada. No voy a ser yo quien esté en lo cierto, pero siento la necesidad de intentar preservar el “arte”, en este caso el de Haruchika Noguchi.

No es una tarea fácil teniendo en cuenta que hoy en día los valores humanos han perdido mucho y que vivimos en un permanente maremágnum de desinformación en todos los contextos de la vida humana. Lo que a su vez nos lleva al abismo al que se refería Itsuo Tsuda. “La humanidad se dirige hacia un abismo”, decía.

Tsuda fue, por así decirlo, un ángel custodio de la obra del maestro Noguchi, lo que no significa que no haya otros. Aunque por otra parte cualquiera puede pensar eso de sí mismo. Tal vez en ello influya el espíritu occidental, el cual reverencia el envase que contiene el agua sin que esta tenga apenas importancia. De cualquier conocimiento se pueden tener credenciales pero entender es otra cosa.

No es nada que a mí me importe, pero muy pocos de los alumnos que yo he tenido han entendido. En todo caso, en lo que se refiere a occidente considero, en mi criterio, como enseñanza fidedigna la que provenga de la “escuela de la respiración de Itsuo Tsuda”, lo que tampoco tiene que ser de su exclusividad.

Pese a ello es posible que parezca parcial, pero mi interés está en que las nuevas generaciones practiquen lo que en verdad es el Katsugen Undo. Diría lo mismo de cualquier otra clase de práctica, pues ya poco queda de la pureza de las cosas; las mezclas y las distorsiones las desnaturalizan. Por eso lo que sigue es una pequeña guía orientativa para los principiantes.

INDUCCIÓN DEL MOVIMIENTO. La inducción del movimiento (Katsugen Undo) consiste en tres respiraciones repentinas (las cuales no explicaré aquí), más o menos bruscas, que inducen al sistema motor extrapiramidal a reaccionar ante lo que podría ser una anomalía, aunque no lo es.

Error: no hacer la inducción, pasando directamente a moverse “voluntariamente”. En este caso no se aprecia un cambio del hacer al “no hacer” o actividad autónoma.

ACTIVIDAD AUTÓNOMA. Después de la inducción, lo primero que surge son bostezos, lagrimeo, moqueo, eructos, etc. Estos son los más sutiles y esenciales movimientos involuntarios.

Error: ausencia o carencia de actividad autónoma. Da la impresión de que nada haya ocurrido aparte de moverse sin ton ni son, tal vez con algún bostezo aburrido y puntual. Hablar, abrir los ojos, fingir movimientos, etc., son cosas ajenas a dicha actividad.

MOVIMIENTOS INVOLUNTARIOS. Tras la inducción son leves en su mayor parte, aunque más notables en un reducido número de casos o si el cuerpo lo demanda. Cada movimiento es algo muy sutil que precisa de la no intervención (no hacer) de la voluntad.

Error: hacer movimientos exagerados, rebuscados y, sin duda, voluntarios, algunos violentos; a veces nos recuerdan a una especie de mímica o coreografía posiblemente espontánea, pero a nivel imaginativo, no corporal. Es decir, que uno hace lo que le dicta su imaginación (no su cuerpo) bajo el pretexto de la espontaneidad.

POSTURA. El movimiento se favorece adoptando una postura NO rígida que no bloquee el movimiento involuntario. Sentados, pueden cruzarse las piernas o adoptarse la postura tradicional japonesa, seiza.

Error: adoptar posturas inadecuadas, tipo Yoga, o también la postura erguida, que bloqueen el movimiento espontáneo, pero no el voluntario. La postura rígida, por otra parte, favorece que los movimientos voluntarios (imaginados) sustituyan a los involuntarios.

FINALIZAR EL MOVIMIENTO. Se finaliza el movimiento con tres respiraciones profundas, realizadas de una manera específica. Luego, es necesario reposar sin moverse o mejor aún tendidos boca arriba con el fin de adaptarnos al estado normal habitual.

Error: dejar de moverse simplemente y hablar, levantarse o realizar cualquier actividad cotidiana de inmediato.

REACCIONES. Se atraviesan tres etapas al principio que más tarde se repiten de forma continuada. La primera es de relajación. Uno puede sentirse adormecido, por supuesto relajado; se pierde un poco de apetito, se acusa más el frío, etc.

La siguiente etapa es de sensibilización; la piel se vuelve más sensible y pueden surgir molestias, dolores e incluso fiebre e inestabilidad emocional, etc. Esta es una etapa que, al contrario que la anterior, puede ser desagradable porque es el momento en el que el cuerpo se está sensibilizando y recuperando su equilibrio normal.

La tercera etapa es de eliminación o evacuación. El cuerpo, debido a la mejora de la actividad involuntaria, elimina toxinas y eso incluye las tensiones físicas que han quedado pendientes de eliminar y también las emocionales. Así, las funciones de excreción se intensifican y se presentan algunos cambios en la piel. Se producen diarreas, mucosidades e incluso se da el caso de, si existen, eliminar cálculos, tanto biliares como renales. Esta etapa puede ser también poco agradable, pero es aquella con la cual mejor nos sentimos una vez ha finalizado.

Error: desconocer estas etapas o no experimentarlas debido a la falta de actividad autónoma intensa durante la práctica. Pero en ese caso, a pesar de que tales etapas las experimenta cualquier persona en algún grado (sin saberlo), no se recuperará el nivel de sensibilidad y reacción adecuado.

CONTRAINDICACIONES. El movimiento no debe ser practicado por personas moribundas, ni en el caso de mujeres hasta una vez cerrada la pelvis después de un parto. Es mejor ser cautelosos o no practicar si se tiene un órgano trasplantado, un implante importante tal como un marcapasos, elementos de los que dependa la vida, ya que el organismo tiende a rechazar los elementos extraños, si bien en los casos “no críticos” se puede experimentar una adaptación “drástica” como al empezar a fumar, lo cual no es nada preocupante.

Error: no tener esto en cuenta tanto si la inducción es correcta como no.

Por otra parte, de los movimientos (incorrectos) voluntarios pueden surgir problemas si son bruscos o exagerados, habiéndose realizado la inducción. Puede perjudicar a las vértebras. Si resulta una mímica violenta incluso podría favorecer una hemorragia cerebral (dependiendo de otros factores).

TERAPIA. El Katsugen Undo NO es una terapia de ninguna clase. Es la actividad natural del organismo, nada más. Lo único que hacemos es recuperar el nivel de esa actividad, recuperar el grado óptimo de sensibilidad y equilibrio.

Error: enfocarlo hacia la terapia como instructor o pretender ser curado de una dolencia como practicante del movimiento. Naturalmente, se producen cambios que indican que hemos superado un desequilibrio. La actividad natural de la vida no puede ser una terapia de la vida, sino la vida misma.

Pretender que la práctica sirva para adelgazar, dormir mejor, mejorar el rendimiento deportivo, curar lo que sea, etc., distorsiona el sentido de la práctica y en algunos casos, cuando esta se hace arbitrariamente, la deshonra. Distinto es asentir en que aporta grandes beneficios, pero el practicante no debe dispersar su mente pensando en ellos o justificando su práctica a través de ellos.

APRENDIZAJE. Dado que se trata de la actividad normal del organismo, es sencillo aprender la técnica en relativamente poco tiempo. Pero entenderlo al punto de hacerlo bien puede llevar incluso años. Más todavía, sentir el cielo puro o Tenshin, es decir, que encontrarse mal o bien son temores o ideales que nada tienen que ver con una realidad de fluctuaciones naturales. Eso supone también sentir la vida plena o Zensei.

Error: creer que con observar la técnica y practicarla una o dos veces uno ya es un maestro consumado, sin pasar por las etapas que he mencionado y sin atravesar la barrera, a veces desagradable, de un organismo que reacciona con rapidez y autonomía.

Personalmente cuento con un número reducido de alumnos y si he de enseñar algo quiero que eso sea auténtico. Quizá sea por esa razón que la mayoría de personas que comienzan la práctica correcta la abandonen cuando se dan cuenta de que no ofreces nada más que lo que “es”. Es posible que se sientan más atraídas por otros puntos de vista aunque sean equivocados.